miércoles, 9 de febrero de 2011

Carlos Taibo y la teoría del decrecimiento.

En una ponencia que dio este hombre en pamplona en febrero de 2009, sobre el decrecimiento, y que puede verse casi completa en esta web en siete cortes que recomiendo ver y escuchar atentamente. En esta ponencia, cuenta esta anécdota que me parece esclarecdora sobre los valores de las sociedades actuales y que indica el nivel de "tontería" al que llegamos una vez contaminados por los cánones que rigen las ideas sobre nuestras sociedades del bienestar y lo que han querido que entendamos por calidad de vida.





Esta es la transcripción de la anécdota.


Un paisano está, medio adormecido, junto al mar. Un turista norteamericano se le acerca y entablan conversación.

El turista le pregunta:

—”Y usted, ¿a qué se dedica? ¿En qué trabaja?”.

El mexicano responde:

—” Soy pescador”.

—”¡Vaya, pues debe ser un trabajo muy duro! Trabajará usted muchas horas”.

—”Sí, muchas horas”, replica el mexicano.

—”¿Cuántas horas trabaja usted al día?”.

—”Bueno, trabajo tres o cuatro horitas”.

—”Pues no me parece que sean muchas. ¿Y qué hace usted el resto del tiempo?”.

—”Vaya. Me levanto tarde. Trabajo tres o cuatro horitas, juego un rato con mis hijos, duermo la siesta con mi mujer y luego, al atardecer, salgo con los amigos a tomar unas cervezas y a tocar la guitarra”.

El turista norteamericano reacciona inmediatamente de forma airada y responde:

—”Pero hombre, ¿cómo es usted así?”.

—”¿Qué quiere decir?”.

—”¿Por qué no trabaja usted más horas?”.

—”¿Y para qué?”, responde el mexicano.

—”Porque así al cabo de un par de años podría comprar un barco más grande”.

—”¿Y para qué?”.

—”Porque un tiempo después podría montar una factoría en este pueblo”.

—”¿Y para qué?”.

—”Porque luego podría abrir una oficina en el distrito federal”.

—”¿Y para qué?”.

—”Porque más adelante montaría delegaciones en Estados Unidos y en Europa”.

—”¿Y para qué?”.

—”Porque las acciones de su empresa cotizarían en bolsa y usted se haría inmensamente rico”.

—”¿Y para qué?”.

—”Pues para poder jubilarse tranquilamente, venir aquí, levantarse tarde, jugar un rato con sus nietos, dormir la siesta con su mujer y salir al atardecer a tomarse unas cervezas y a tocar la guitarra con los amigos”.

Bueno, pues creo que ahora debo irme con mi gente a disfrutar de las cosas más simples con las que disfruto día tras día.


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